Pese a ser reciente, la presencia humana ya ha ocasionado daños en los ecosistemas de la zona. El Faro y otras playas cercanas son el principal punto de arribazón en el mundo de la tortuga negra y otras especies de quelonios, que hasta hace apenas algunos años cubrían el mar y hoy en día se intenta salvar de la extinción. El cocodrilo de los esteros ha desaparecido por completo, y la langosta ha sufrido una disminución drástica en sus poblaciones.
Acciones simples, como que los turistas recojamos la basura no biodegradable; evitar el saqueo de los corales, erizos, caracoles y peces de las zonas de arrecifes; y el respeto máximo a las crías, huevos y ejemplares de tortuga marina, harán la diferencia para que una zona tan hermosa y pletórica de vida se conserve de esa manera. La invitación a disfrutar y al mismo tiempo conservar, queda extendida.